Los sulfitos
Una de las preguntas más comunes entre los consumidores de sidras y vinos es cuestionarse que significa la frase «contiene sulfitos». Muchas personas creen erróneamente que el sulfito es un compuesto peligroso.
Vamos a intentar contestar a las preguntas más frecuentes sobre este compuesto.
¿Qué son los sulfitos?
También conocido como «anhídrido sulfuroso» o simplemente «sulfuroso» es una sustancia proveniente del azufre que se utiliza para evitar que se propaguen diferentes microorganismos como bacterias y mohos, además de ser antioxidante y antioxidásico que preserva las características organolépticas óptimas.
Sulfitar es un sinónimo de calidad de cara al consumidor ya que podemos ofrecer una sidra con unas cualidades idóneas para que el consumidor disfrute y sepa lo que está comprando.
Eso no significa que haya que abusar de ellos, es imprescindible buscar un equilibrio que se resuma en una calidad palpable.
Historia de los sulfitos
En la antigua Grecia se desinfectaban las sábanas de los enfermos con azufre ya que conocían las cualidades desinfectantes de este mineral. Al quemar un trozo de mineral de azufre se libera el sulfuroso el cual tiene las cualidades antes nombradas.
Se sabe que se ha utilizado en el mundo del vino y de otros productos desde hace siglos aunque hoy por hoy las cantidades que se añaden son mucho más pequeñas.
¿Son peligrosos los sulfitos? ¿Por qué si se añaden debe aparecer en la etiqueta?
En la población existen numerosas personas sensibles a los sulfitos y por ello es imprescindible avisar de su adición al igual que en muchos productos advierten de otros alérgenos como la lactosa.
Aunque aparezcan en la etiqueta no significa que sean perjudiciales ya que nunca se ha podido demostrar que los sulfitos sean dañinos para nuestro organismo en las dosis que marca la legislación.
¿Existen los vinos o sidras sin sulfitos?
Existen vinos y sidras que han sido elaborados sin adición de sulfuroso pero eso no significa que no contengan sulfitos ya que muchos agricultores añaden azufre al campo y esto pasa a los mostos, además muchas levaduras también crean cantidades pequeñas de sulfitos durante la fermentación por eso incluso muchas cervezas y panes contienen sulfitos aunque en cantidades mínimas que no ofrecen problemas de alergias y por lo tanto no necesita advertencia.
Incluso añadir sulfitos a los vinos y sidras ecológicas es una práctica permitida. Si añadir sulfitos fuese contraproducente no se adicionarían, ya que es un gasto más para las bodegas y lagares, pero es una forma de preservar el buen hacer del enólogo.
En resumen, los sulfitos no son peligrosos, al contrario, un producto que contenga sulfuroso significa que el elaborador se ha preocupado de que llegue a tus manos en perfectas condiciones.
Existen otras sustancias mucho más peligrosas que el sulfuroso en alimentos fermentados, las llamadas aminas biógenas, como la tiramina, histamina, putrescina… que aparecen en el vino o la sidra cuando no se controla la fermentación malolática. Una forma de controlar dicha fermentación es la utilización de los sulfitos.
Pero no debemos olvidar que los sulfitos están en muchos productos de consumo cotidiano y lo mejor es que los elaboradores minimicemos las dosis de sulfitos para garantizar un producto inocuo para la salud y con una calidad apropiada para el disfrute de todos.